Este día tocaba poca moto y mucho barco. Después de disfrutar de un desayuno riquísimo con unos croissants que no se parecen en nada a los que estamos acostumbrados a comer, pusimos todo en la moto y tomamos la carretera a Saint Malo, de donde salía el ferry a Portsmouth.
Ya aquí comenzaron las ventajas de ir en moto y no en cualquier otro medio de transporte. Al llegar a la cola del ferry, nos pusimos los primeros y en menos de un minuto ya estábamos embarcando ¡así da gusto!
El día estaba nublado pero no llovió nada, así que nos dedicamos a estar en cubierta mientras se montaban los coches, camiones y caravanas (por cierto, tuvimos la suerte de ver mucho coche clásico, ya que había sido en Le Mans, que se celebra cada 2 años, la reunión de coches clásicos, de manera que había mucho Jaguar, Porsche, Ferrari, ... tanto clásico como moderno).
Vismos cómo se alejaba el Ferry del puerto y de tierra firme, y una vez no había nada que ver, nos pusimos a recorrer el barco de arriba a abajo, y más tarde a descansar en las butacas reclinables, que había ganas también.
Llegamos a Portsmouth con el mismo tiempo que salimos de Francia, nublado y algo lluvioso (calabobos, que llamamos por la zona de Alicante).
El puerto de Portsmouth estaba repleto de barcos de la Armada Inglesa en puesta a punto, también tuvimos suerte en eso.
El camino del puerto al Bed and Breakfast fue muy bien, no tuve ningún problema en adaptarme a la conducción por la izquierda, supongo que facilitado por el hecho de que iba en mi moto, y no me tocó conducir un coche con el volante en el lado derecho :-)
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